martes, agosto 17

Solo, caminando entre los yuyos y pastos altos. Regocijándose, de encontrarse en el lugar que a el mas le gustaba, el campo. Allí, donde el paisano caminaba bajo los rayos del sol con su sombrero favorito, su harapienta remera blanca, su bombacha color beige -con unos manchones verdes de pasto- y sus gastadas y queridas alpargatas negras. Era allí, precisamente en ese lugar, donde le gustaba salir a caminar solo a fumar un poco de tabaco y pensar.
Encendiendo su primer cigarrillo, vio cruzar dos liebres, dos simples liebres que al parecer estaban jugando entre si. Sonrió, y pensó lo bueno que seria ser una liebre. Siempre viviría en su amado campo, corriendo de acá para allá, sin preocupación alguna pero luego pensó en el hombre. El hombre, quien tranquilamente podría matarlo con una bala para comérselo junto a amigos, o simplemente para quitarle la piel, su sonrisa se borró.
Siguió caminando, y vio a un ciervo hembra amamantando a su cría. La sonrisa volvió a su cara, y otra vez volvió a imaginarse siendo el animal que estaba contemplando. Poseería un hermoso pelaje, seria una de las criaturas mas bellas en la faz de la tierra y ¡viviría en el campo!. Pero su sonrisa no duró mucho, otra vez pensó en el hombre. Quien pondría trampas, balas, jaulas. Quien tranquilamente, podría aniquilarlo por ser más inteligente.
Entonces encendió otro cigarro, y encontró un gran árbol ofreciendo su fresca y confortante sombra. Se hecho en el regazo del árbol y pensó si en realidad éramos la mejor especie creada en la tierra. "¿Somos, en realidad, la especie mas inteligente?-se pregunto-Matamos animales y los despellejamos para relucir sobre nosotros sus pieles. Se dice que en el mundo hay mucha envidia, y nosotros robándoles sus pieles ¿no las estamos envidiando?. Si somos mas inteligente, ¿porque existen la caza "deportiva"? que consiste en matar animales sin ningún sentido. El hombre secuestra animales, los quita de su hábitat natural para ser criados en cautiverio en un triste zoológico. ¿Con qué sentido? Engordar el bolsillo, la billetera." filosofó el gaucho.
El sol empezaba a ocultarse y el paisano se dio cuenta que debía volver a su casa, con la cena. Recogió su pistolon, el que había heredado de su padre, apunto a la cabeza de un venado que en ningún momento había notado su presencia. Apunto de gatillar, un pensamiento irrumpió en su cabeza si gatillaba, ¿no seria igual que los demás hombres? pero pensó que no, debido a que era para comer, no para disfrutar de la muerte de una criatura. Volvió a tomar su posición de fuego, apunto otra vez y otro pensamiento apareció, había comido carne al mediodía y también anoche y en el almuerzo de ayer. Mataba animales a diestra y siniestra, y se atrevía a cuestionar a los demás. Decidió entonces, que tal vez podían comer una tarta, o unas empanadas. Tenia una huerta podía aprovechar los vegetales que allí su esposa cosechaba. Enfundo su pistolon y volvió a casa, con las manos vacías pero orgulloso, de poder ser una persona diferente.

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